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Como pasa en todas las operaciones, existen riesgos en la reducción de la lengua. Estos se pueden experimentar en otras cirugías y en esta cirugía también existen ciertos riesgos.
Ya que la cirugía se realiza en la parte interior de la boca, el riesgo de infección está teóricamente siempre presente; pero raramente se experimenta en la práctica. La hinchazón de la lengua puede ser excesiva y la alimentación puede retrasarse. La lengua es un tejido con mucha sangrado, por lo cual existe un riesgo teórico de sangrado, pero esto tampoco se experimenta en la práctica como una infección. Si la lengua no se reduce lo suficiente en la cirugía, esto puede considerarse como una complicación, pero es fácil de compensar. Mediante una cirugía de revisión, la lengua se puede hacer un poco más corta y se puede conseguir el tamaño deseado. No hace falta tener primas para la revisión y se debe esperar al menos 6 meses. El edema (hinchazón) que se produce después de la cirugía puede dar la impresión de que la lengua no se ha reducido lo suficiente. Por lo cual, no se debe planificar una segunda cirugía sin esperar 6 meses.
La complicación más grave que puede ocurrir en una cirugía es la reducción de la lengua más de lo necesario. Porque no se puede compensar la reducción excesiva de la lengua. El objetivo del cirujano que realizará la operación debe hacer obtener una lengua de tamaño y forma normales cuando termine la cirugía. Si el cirujano se enfoca solo en reducir la lengua, es posible que lo reduzca más de los necesario. Esto sería un gran error y no hay vuelta atrás.
Hasta el día de hoy hemos operado a adultos, niños, bebes, pacientes de todas las edades. Hemos operado a pacientes con lenguas congénitas y que su lengua se ha agrandado con el tiempo. No hemos experimentado ninguna complicación desde 2004.